Lluís Foix, sempre lúcid en els seus articles, destacava l’altra dia un munt d’incoherències que afecten a la nostra classe política. En aquest article hi havia autocrítica, virtut gents habitual avui. Penso que seria interessant que els meus lectors el llegissin, si és que no ho han fet. Concretament em semblen d’interès els següents punts:
El Estatut catalán ha ocupado la centralidad del debate político en los últimos dos años. Cuando todavía se está tramitando en el Congreso se organiza en Barcelona una multitudinaria manifestación bajo el lema Som una nació i tenim el dret a decidir.
No deja de ser curioso que la cúpula de ERC, que forma parte del tripartito y está negociando en las Cortes su aprobación, se personara en la manifestación, a la que concurrieron seis consellers del Gobierno catalán. Como a los republicanos no les gustan los recortes que se aplican al texto estatutario, insinúan que pueden votar en contra o abstenerse en el referéndum que necesariamente habrá que celebrar en Catalunya.
Cuesta entender que el Estatut se pactara en la Moncloa sin la presencia del president Maragall, quien, si nadie lo desautoriza, es la primera autoridad catalana y quien se ha empeñado en sacar adelante el texto aprobado por una gran mayoría el 30 de septiembre.
Da la impresión de que nuestros políticos no se crean que sus decisiones tienen una dimensión jurídica. Tenemos derecho a decidir, claro que sí. Pero dentro del marco pactado. No tiene sentido abandonar el partido en la segunda parte porque se está perdiendo.
No voy a insistir en la irresponsable actitud del Partido Popular en este proceso. Pero los gobiernos de Madrid y Barcelona tienen que saber que si su estrategia tropieza contra la realidad, los ciudadanos les pasarán cuentas.