El fracàs de Kofi Annan a Teheran

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El secretari general de les Nacions Unides, Kofi Annan, no va aconseguir que Iran suspengués el seu programa nuclear en la trobada que va mantenir despús-ahir a Teheran amb el president iranià Mahmud Ahmadineyad. No obstant això, Annan va assegurar a la premsa que el màxim dirigent d’Iran està a favor de “mantenir obertes les negociacions” en aquest assumpte.

Certament que no em satisfà la notícia, i menys encara em dóna ànims per a pensar que alguna cosa està canviant a l’Iran en positiu. I si algú encara vol ésser optimista, penso que es desinflarà una mica si llegeix aquesta notícia que publicava La Vanguardia de dilluns passat, extreta d’un article del Times.

Cuando Behnaz Mohsenian, de 29 años, empezó las clases de inglés en el Instituto Nayad de Teherán la pasada primavera, los hombres y mujeres de su clase estudiaban sentados en círculos mixtos. El pasado mes, la escuela dividió al grupo por sexos, reunidos en días diferentes. Ahora los nuevos planes trasladarán las clases de mujeres a un edificio separado, para eliminar toda posibilidad de mezclarse.

Cuando el presidente Ahmadineyad llegó al cargo el pasado verano, todo el mundo observó si el dogma islámico podría determinar la política interior. Al principio nada cambió: se vendían películas del Oeste, las mujeres llevaban velos cortos y las parejas se cogían de la mano en la calle. Pero ahora parece imponerse la línea dura por parte de Ahmadineyad (que la pasada semana inauguró un nuevo reactor, desafiando la petición de la ONU de terminar con el enriquecimiento de uranio, y dio una tímida respuesta a la oferta de incentivos de Occidente).

Durante los pasados meses, varias ramas del Gobierno iraní han reanudado a hurtadillas el recorte de libertades, como la reimplantación de la segregación por sexos en las instituciones públicas. La nueva hipermoralidad no es exactamente la vuelta a los días del ayatolá Jomeiny. Hoy las tácticas son más sutiles que en el pasado, cuando la moralidad de la policía estaba consignada en las calles de Teherán para acosar a la juventud.