El meu fill em fa conèixer la web de l’arquebisbat de València (http://www.redjoven.org/) on es publica una mena de consultori moral. Una jove casada s’hi dirigeix i explica el següent:
Llevo un año intentando quedar embarazada. Tanto mi marido como yo se lo pedimos a Dios con mucha ilusión conscientes de que sólo Él puede enviarnos un hijo. Hace 4 meses sufrí un aborto y culpé a Dios sin entender por qué me enviaba este sufrimiento. Ahora dudo de si en los planes de Dios está el darnos un hijo. No sé aceptarlo. Querría abandonarme a Él, aceptar su voluntad, pero no puedo. No sé si sirve de algo que se lo pida una y otra vez, porque si no está en sus planes no hay nada que pueda hacer. Me uno, me culpo por mi falta de fe y por no poder darle a mi marido un hijo, y cada vez me alejo más y más de Dios y no quiero. Me siento en una cárcel. No puedo sin Dios pero Dios no quiere. Me sale la rebeldía, y me siento una marioneta de Dios. Olvidándome de su Amor. Qué puedo hacer? Gracias por su respuesta.
I des de la web arquebisbal se li dóna la resposta següent:
Una de las experiencias más gozosas del cristiano es poder vivir en la gratuidad. Poder descubrir que todo lo recibimos de Dios como un don, como una gracia. Saber que Dios te ama tal y como eres; que no existes fruto del azar o de la triste fatalidad del destino, sino que Dios ha pensado en tí desde toda la eternidad. Cuando una persona puede vivir así –tratando de ver el amor de Dios cada día en su vida- la vida diaria –tantas veces rutinaria y fatigosa- es transformada por el Señor en una hermosa historia de amor y de salvación que Él está haciendo contigo.
Ciertamente en la vida hay acontecimientos que no entendemos o no nos gustan y nos cuesta aceptarlos: esa es parte del combate de cada día. Ante el misterio de la cruz –de tu cruz- puedes rebelarte y rechazarla (Jesucristo está clavado en ella), o puedes -como el buen ladrón del evangelio poner toda tu vida en las manos de Jesucristo y descansar en Él. Toda tu vida, como es: con tus miedos, con tus frustraciones, con tus pecados, con tu historia, con tus alegrías, con tus proyectos, con tus deseos… Y des-cansar en Él. Él te ama más que nadie. Él cuida de tí y te dará lo que te conviene.
¡Ánimo! ¡Descansa en el Señor! No te culpabilices por tu debilidad. Dios te ama así, como eres y te invita a descansar en Él. Pídele al Señor que te ayude, que te conceda el don de poder vivir en su voluntad y des-cansar en ella; el don de poder fiarte de la historia que Él –que te ama más que nadie- está haciendo contigo.
Puedes hacer oración con el Salmo 23 (22) “El Señor es mi pastor, nada me falta”.
Vist des de fora podríem dir que la jove casada és inculta, que està obcecada per la religió, que és víctima del masclisme estructural (“por no poder darle a mi marido un hijo”), i tot el que vulguem, però, com diu el meu fill, “aquest no és el problema, ja que no es pot culpar a la gent de la seva ignorància. Aquí el problema és del qui dóna la resposta, perquè té una responsabilitat important, ja que sap que la gent acudeix a ell per a resoldre dubtes molt importants, que poden afectar fortament el seu futur”.
En efecte, és així, perquè el qui dóna respostes no pot deixar de veure que la jove en qüestió sofreix –sofreix molt!- i s’enfronta a un problema que pot repercutir terriblement en la seva salut física i espiritual, un problema que, no només es pot afrontar avui acudint a Déu, sinó d’una manera força més simple: anant al metge, al psicòleg… acudint en definitiva a especialistes que, des de la ciència, la poden ajudar de molt diverses maneres: primerament a superar el seu trauma; i segonament, a resoldre el problema que la parella (no necessàriament ella) té d’infertilitat.
Però l’arquebisbat de València sembla que desconeix que en aquest món de Déu i ha metges que poden ajudar aquesta jove, i es limita a donar-li el mateix consell que li hauria pogut donar un bisbe del segle III, del segle VI o del segle XII, com si l’avanç de la ciència (el “sigueu fecunds i multipliqueu-vos, pobleu la terra i domineu-la” (Gn. 1:28) no sigui una participació directa en l’obra de la creació.
No només va ser vergonyant l’actitud de l’Església davant el pensament científic de Galileu. Continua essent-ho ara, davant els avenços en matèria de genètica i de fertilitat, com es pot veure en aquesta resposta de l’arquebisbat de València que de cap manera podem admetre els qui, des de la Il·lustració ençà, estem compromesos amb la ciència sense per això haver abandonat el do preciós de la fe.